Luxemburgo es un destino más que recomendable para quienes tienen pensado realizar un viaje de placer. Se trata de un pequeño país pertenciente al continente europeo, cuya capital es la ciudad de nombre homónimo. Esta localidad está situada muy próxima a la frontera con Francia y dispone de una gran cantidad de encantos que la vuelven cautivadora para cualquier turista. Allí es posible encontrar barrios antiguos pertenecientes a los siglos XIV y XV, numerosas catedrales, palacios de arquitectura sobresaliente, museos sumamente interesantes y mucho más.
El Puente Adolfo es otra de las atracciones con las que cuenta esta encantadora ciudad. De hecho, es una verdadera visita de carácter obligado, ya que es el más prestigioso de toda la localidad europea. Cabe destacar que el Adolfo está fabricado en piedra y es un puente en arco; lo cual significa que dispone de puntos de apoyo en los extremos de la luz y conforma una especie de estructura curva con la que se transmiten las descargas.
Este pintoresco puente, construído entre los años 1900 y 1903 de la mano de los ingenieros Paul Sejourné y Paul Rodange, se encarga de conectar el Boulevard Real en Ville Haute con la Avenida de la Liberté en Gare. Asimismo, es imposible obviar el hecho de que esta construcción de gran belleza posee 17,2 metros de ancho, cuatro carriles y dos aceras especialmente dedicadas a los peatones. Sin lugar a dudas, se constituye como un sitio ideal para pasear, disfrutar del aire libre, deleitarse con su magnífico diseño y tomar fotografías únicas.