En este post se va a resumir parte de la historia de la Ciudad de Luxemburgo, una reseña sobre esta localidad tan popular y especial que desvela algunas las razones por las que los turistas deciden visitar la capital del Gran Ducado. Tan to el origen como el nombre de esta ciudad están conectados con una misma persona y con un mismo lugar.
Un poco después de mediados del siglo X, el conde Siegfried, un Carolingio, que era además descendiente de Carlo Magno por parte materna, adqurió del Abad Maximin unos terrenos en la parte alta del valle del río Alzette. Según el acuerdo firmado en la transacción se acordaba que un pequeño fuerte de nombre Lucilinburhuc (que significa pequeña fortaleza, la que ha sido la condición de esta ciudad por mucho tiempo) se situaba en estos terrenos. Posiblemente fuese de origen romano, este fue el momento en el cual el nombre Luxemburgo apareció por primera vez.
Este nombre pasaría a la ciudad que se desarrolló alrededor de este lugar, y, posteriormente pasaría al país que se formó en torno a esta ciudad. Según la leyenda el conde Seigfried estaba casado con una sirena llamada Melusina, la que desapareció entre las olas del río Alzette pasando a formar parte del folklore europeo. Seigfried estuvo presente durante el nacimiento de la casa de Luxemburgo, la que cobraría gran relevancia durante el siglo XIV y la primera mitad del siguiente.
Desde un principio, estos territorios pertenecientes a Siegfried eran claramente de interés estratégico, además de estar convenientemente fortificado, la ciudad de Luxemburgo fue una ciudad amurallada por alrededor de mil años hasta su desmantelamiento. Nunca ha sido una ciudad muy grande, en el pasado albergaba a unos pocos miles de habitantes y actualmente a menos de noventa mil personas.